Entrenamiento basico para desarrollar el musculo de la empatia
La empatía es la aptitud para percibir lo que los demás sienten y piensan sin que nos...
La empatía es la aptitud para percibir lo que los demás sienten y piensan sin que nos lo expresen con palabras. ¿Cómo captan entonces las personas empáticas las señales sobre el estado emocional y cognitivo de aquellos con los que interactúan si no es a través de las palabras? Cada uno de nosotros emitimos continuamente de forma inconsciente señales sobre nuestras emociones mediante el tono de voz,los gestos, la expresión facial, frecuencia respiratoria, entre otras vías. La ínsula es la zona de nuestro cerebro encargada de detectar esas señales de todo el cuerpo, descifrarlas para después decirnos en qué estado se encuentra la otra persona.
¿Por qué es importante ser empático?
Está demostrado que las personas empáticas son mucho más eficaces a la hora de comunicarse y lo son a todos los niveles. Esta no es solo una de las claves para gozar de unas relaciones sociales satisfactorias sino que en el entorno laboral tiene infinidad de ventajas; por ejemplo, las personas empáticas logran que su equipo dé lo mejor de sí mismo, al entender con facilidad las motivaciones de cada uno de sus integrantes. Por el mismo motivo suelen ser personas que se adaptan rápidamente a nuevos entornos y a distintas situaciones.
¿Todas las personas son igual de empáticas?
Como sucede con cada una de las llamadas soft skills o habilidades blandas, unas personas tienen esta aptitud más desarrollada que otras de forma innata. Pero la buena noticia es que nuestro cerebro tiene la capacidad de reestructurarse continuamente en función de las experiencias que vivimos. A esta capacidad se le llama neuroplasticidad cerebral.
¿Cómo podemos entonces entrenarnos para ser más empáticos?
A continuación propongo tres pasos sencillos para entrenar y mejorar nuestra empatía:
1. Comprométete con tu objetivo de mejorar esta habilidad. Para ello pregúntate: ¿Qué beneficios obtendré cuando lo consiga? Quizás unos mejores resultados de ventas, o unas relaciones sociales más satisfactorias, una mayor armonía con mis compañeros de equipo, o quizás una comunicación más fluida con mi pareja. Cada persona tendrá que encontrar su motivo particular, pues solo movilizando la fuerza motivadora de la zona prefrontal izquierda del cerebro tendremos ese impulso que nos empuje a aprovechar cada situación y a convertirla en una valiosa oportunidad para practicar y entrenar nuestra empatía.
2. Centra tu objetivo en situaciones concretas del día a día. Por ejemplo, elige los momentos en los que te reúnes con alguno de los miembros de tu equipo en el lugar de trabajo. Durante estos momentos, además de tratar los temas correspondientes, concéntrate en tus corazonadas o en tus percepciones sobre el estado emocional de la otra persona/s. ¿Está contenta hoy? ¿Cómo es su nivel de energía? ¿Parece nerviosa? ¿Preocupada? ¿Me ha escuchado atentamente o parecía estar pensando en otra cosa? ¿Confía en mí? Estos son solo algunos ejemplos, pero la dinámica consiste en ejercitar nuestro músculo de la empatía cada vez que se nos presente la ocasión.
3. Obtén feedback sobre cada una de tus corazonadas o tus impresiones acerca del estado emocional de la otra persona. Este paso es vital, pues no solo queremos practicar sino que queremos mejorar nuestra empatía y por lo tanto aprender a predecir con acierto los sentimientos de la otra persona. Y para esto, como en cualquier aprendizaje, es necesario que recibamos el feedback sobre cómo de finos hemos estado en cada uno de los entrenamientos. No te cortes a la hora de preguntar a tus compañeros, a tus amigos o familiares. Ellos tienen una información valiosísima que te ayudará a alcanzar con eficacia tu objetivo ¿Recuerdas aquello que conseguirás cuando mejores tu empatía? No olvides este sueño o deseo y tenlo presente a la hora de vencer esa posible “vergüenza” o “inseguridad” que a veces sentimos al exponernos frente a otras personas.
Si quieres más información sobre nuestros procesos de coaching para entrenamientos en habilidades blandas como la empatía, no tienes más que solicitármela escribiéndome a esta dirección de correo susana@tyt-coaching.com
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Hola a todos,
Este primer post es un homenaje a las personas corrientes, y a sus innumerables proezas: os presento a Fauia Singh, el hombre que a sus 100 años corrió -y terminó- el maratón de Toronto.
http://www.bbc.co.uk/news/world-us-canada-15330421
Aparte de la increíble condición física y mental de este indio de nacimiento, su proeza me llamó especialmente la atención por lo siguiente:
En primer lugar, porque Fauia decidió empezar a correr y a competir tras la muerte de su mujer y su hijo¡ A SUS 89 AÑOS!
En segundo lugar, porque cuando Fauia, fue preguntado por “las claves de su secreto” que le habían llevado a completar más de 5 maratones con más de 90 años, Fauia lo tuvo muy claro: “el secreto de una larga y saludable vida es vivir sin tensiones, estar agradecido con lo que tienes, evitar a gente negativa, sonreir y seguir corriendo”.
Historias como la de nuestro protagonista salen a la luz en los medios porque son extra – ordinarias y traspasan las barreras de lo “normal”. En definitiva, van de personas que en un momento de su vida, se proponen hacer algo muy diferente a lo que la mayoría de nosotros se nos habría ocurrido a hacer, y se dicen: ¿Por qué no?
Siempre me ha llamado tremendamente la atención lo a menudo que solemos utilizar “la edad” como argumento contra el cambio, ya sea profesional o personal. Expresiones como: ” yo ya soy muy mayor para cambiar ” o ” dónde voy yo ya con mi edad” o “si no lo he hecho nunca cómo voy a empezar ahora a mi edad”, “aprovecha ahora que eres joven” o incluso el clásico “¡uy si yo tuviera unos años menos!”son solo algunos ejemplos.
¿Os suenan?
Historias como la de Fauia y las de otras tantas personas anónimas, constatan el hecho de que -la edad- no es la limitación en sí, sino que con mucha frecuencia, es la excusa perfecta para no tener que admitir que, en realidad, “nos da miedo intentarlo”.
Y para terminar, os dejo con una pregunta:
¿A qué te atreverías tú en tu vida si la edad no fuera ya una limitación?
¿Conoces a alguna persona que haya realizado alguna “proeza”?
Si fuera así, te animo a que la compartas con todos nosotros.
¡Bienvenidos a mi blog!
Susana García Pinto
Executive and Life Coach